Libro: Suficiente

No es un buen libro de finanzas. No es un buen libro de negocios. Es un buen libro. Punto”,

fue la primera reflexión del escritor Tom Peters (exitoso escritor estadounidense) tras leer el libro.

En 1949, John Bogle necesitaba escoger un tema para su propia tesis de graduación de la universidad. Fue en ese momento cuando, leyendo un artículo de una revista, descubrió el concepto de “fondo mutuo” y comenzó una historia que marcaría un antes y un después en la industria financiera.

Tras trabajar 25 años en la empresa Wellington Management Company, junto a su primer mentor, Walter Morgan, Bogle

pudo conocer a profundidad la naturaleza de las inversiones y vivir en primera mano la gran responsabilidad que conlleva hacerse cargo del trabajo y los ahorros de las personas.

Mientras más acumulaba experiencia, entendió que los movimientos de corto plazo en el precio de las acciones son inherentes al mercado y es imposible predecirlos.

Como consecuencia, Bogle tuvo la genialidad de aceptar esta realidad y no apostar por una sola empresa, sino por un grupo de ellas. ¿Cuáles? Las 500 mejores.

En 1975 decide emprender y crea ‘Vanguard’, la hoy gigantesca empresa administradora de fondos, desde donde pudo crear los fondos que estaban indexados a un ranking (e.g. el de las 500 mejores empresas). Los famosos ETFs.

De esta forma, la inversión deja de ser una apuesta por una buena empresa en específico y pasa a la capacidad innovadora de los americanos de crear nuevas soluciones de manera sostenida en el tiempo que se refleja en el crecimiento de sus empresas.

¿Por qué este libro?

John Bogle forma parte de los precursores de la cultura de Flip. Su influencia trasciende a filosofía de inversión y llega a nuestra manera de trabajar y crecer tanto profesional como personalmente.

Este libro (Enough) nos dice que, en un mundo de mucha abundancia, de mucha información y mucha inmediatez, no siempre sabemos medir cuándo es suficiente.

Esto nos puede llevar a confundir el significado de ’valor’ y así perseguir falsas ilusiones de éxito, desde tres perspectivas específicas: inversiones, empresas y vida personal.

En esta oportunidad, nos expone por qué ya fue suficiente con las fallas propias de cada una de esas perspectivas y qué oferta es la que el mundo necesita.

Les compartimos nuestro resumen del libro con sus principales reflexiones…

Resumen de Enough – John Bogle

Te digo, la virtud no proviene del dinero, pero de la virtud proviene el dinero y cualquier otro bien del hombre” – Sócrates

Bogle utiliza a los siguientes tres enfoques para explicar cómo la inmediatez nos puede alejar del verdadero propósito y el valor real de nuestras acciones.

Suficiente en las inversiones

Bogle inicia cada una de sus explicaciones utilizando la naturaleza de las cosas. Se va al origen de sus argumentos. Por el lado de las inversiones, él identifica que existen dos personajes.

Por un lado, se encuentra la persona que ha logrado ahorrar parte de su dinero para buscar formas de invertirlo. Cuenta con diferentes objetivos financieros y un propio perfil de riesgo. Por otro lado, aparecen las empresas financieras con productos y servicios de asesoría para atender lo que busca el cliente.

Hasta ese momento, todo funciona bien. Están la oferta y la demanda: quien tiene una necesidad se encuentra con quien cree poder satisfacerla.

¿Dónde está el problema?

El mundo de las inversiones cuenta con un componente natural de asimetría de información. Al momento de realizar una inversión, uno no adquiere un producto físico, sino la esperanza de que tus ahorros logren esa rentabilidad esperada.

Al no poder ver específicamente dónde está el dinero, la asesoría en inversiones se ve respaldada completamente por la confianza entre quien ofrece y quien compra el servicio.

Lamentablemente, como nos cuenta Bogle, el problema inicia cuando se empieza a priorizar la inmediatez. La búsqueda de atraer más clientes, por parte de las empresas de servicios financieros, muchas veces ha hecho que se descuide la forma para poder llegar a mejores resultados.

De esta manera, como el ser humano busca el progreso por naturaleza, este es propenso a ser atraído por ilusiones de altas rentabilidades en el corto plazo o por productos que no necesariamente logran la rentabilidad ofrecida.

Adicionalmente, el componente de asimetría de información provoca que las ofertas más complejas puedan ser confundidas como las más profesionales para los clientes.

Los intereses entre los dos protagonistas se empiezan a desalinear y el sentido de inversión se empieza a distorsionar también. Como concluye Bogle, se vuelve un mundo en el que se paga mucho, pero se recibe muy poco valor.

Invertir vs Especular

Como nos menciona Bogle, al invertir las personas asignan recursos a empresas con el objetivo de que estas puedan utilizarlos para ofrecer productos o servicios que satisfagan necesidades reales. Si estos trabajan con talento, conocimiento específico, buenas estrategias, innovación y atención a quien consume, probablemente obtendrán ganancias reales que se traducen en mejores dividendos y una presencia sólida en el largo plazo.

Por el contrario, al momento de especular, la rentabilidad se basa en el intento de poder adivinar hacia dónde se podría mover el precio de la acción. Esta actividad se acerca más a ser una apuesta que a la compra de una empresa.

Aunque esta estrategia puede funcionar por periodos, se sabe que, por estadística, deja de funcionar con el paso del tiempo. Bogle cuenta que no hay fundamento lógico que respalde el intento de predecir el mercado.

En el mercado, existen los fondos activos que basan su estrategia en la búsqueda de rentabilidades mayores a las del mercado. Sin embargo, la estadística en relación a esta filosofía es clara. Entre 1980 y el 2005, el rendimiento promedio de un portafolio activo fue de 482%, mientras que el del S&P500, 1718%.

Del mismo modo, de los 355 fondos que existían en 1970. Solo 132 sobrevivieron en los siguientes 35 años. De los 6126 que existían en el 2001, solo 3165 sobrevivieron a mediados del 2008 (más del 50%).

¿Qué nos recomienda Bogle?

Al momento de elegir entre una alternativa de inversión u otra, ¿realmente entendemos a dónde va la plata? ¿conocemos el detalle de qué determina el éxito de nuestra inversión y cuánto nos cobran? Y, más importante, ¿conocemos profundamente a quién le estamos destinando nuestra plata?

Suficiente en las empresas

 Desde la consolidación del capitalismo en el siglo XVIII, la empresa vive en un contexto de libre mercado, competencia, inyección de capital y tomadores de riesgo, donde la base se encuentra en la confianza que reciben los emprendedores en el intento de solucionar problemas de su comunidad, para luego, como consecuencia, recibir una retribución a cambio.

 En este escenario, la creación de una empresa estaba completamente ligada a un propósito. Quien emprendía, destinaba todos sus esfuerzos a los intereses y necesidades genuinas de los clientes.

Siglo XVII vs Siglo XXI

Actualmente, a diferencia del origen del capitalismo, las empresas ya no son manejadas por quienes las fundaron, por lo que ese sentido y ese propósito se ha empezado a perder con el paso del tiempo.

Si hacemos una comparación en el manejo de la empresa, en 1950, el 92% de las empresas en EEUU estaban siendo manejadas por los propios dueños. A finales de los 2010´s, este porcentaje de empresas baja al 26%.

De esta forma, si el dueño no dirige la empresa y este rol se va intercambiando entre diferentes gerentes (no accionistas), comienza el conflicto sobre cuáles son las prioridades actuales de la empresa. ¿la permanencia en el largo plazo o buenos números inmediatos?

Dentro de las empresas, ¿qué prioriza el gerente? ¿crear valor o buscar que suba el precio de la acción mientras esté a cargo? En el corto plazo, la elección de una no necesariamente produce la otra.

Si llevamos este ejemplo al mundo de las inversiones, Bogle cuestiona que muchos “fund managers” no estén invertidos en los productos que le ofrecen al resto. ¿Alguien podría vigilar con el mismo interés su plata que la del resto? Esto nos lleva a la siguiente comparación.

Ventas vs Sentido de Custodia

A la hora de invertir, los clientes buscan la mejor alternativa que se ajuste a su propio perfil basada en los diferentes objetivos que pueda tener.

Es importante resaltar que, muchas veces, la inversión proviene del trabajo y los ahorros de las personas. En este sentido, las alternativas de inversión pueden estar respaldadas de diferentes estrategias, en búsqueda de diferentes resultados. Sin embargo, hay un componente clave que no puede faltar: el sentido de custodia.

Esta característica propia y necesaria en las inversiones, como nos cuenta Bogle, se aleja de la realidad actual. La complejidad crece y los intentos de ganarle al mercado son cada vez más comunes. Si partimos de que predecir el corto plazo es imposible, observamos un mundo en el que se prioriza la venta y se descuida el sentido de custodia.

¿Qué pide el mercado?

Una oferta que crezca bajo el sentido de custodia, totalmente alineada al cliente. Que la prioridad sea el crecimiento en el largo plazo, a través de una propuesta simple, fácil de entender e integra. Con valores y principios marcados. Donde el inversionista se sienta acompañado.

Deben ser más que empresas que solo ofrecen productos financieros. Deben existir para algo, tener un propósito y actuar a partir de este. De esta manera, el éxito no se puede medir en rentabilidad, cantidad de dinero administrado (AUM’s), participación de mercado u otro indicador tradicional. Este se debe medir en la calidad del servicio, en qué tanto valor real se aporta. El éxito real se basa en la confianza que los inversionistas depositan en ti, a través de cada dólar ganado con trabajo.

Lo que realmente distingue a las empresas no son los recursos, sino su manera de verse en el futuro, qué prioridades tienen y cómo se organizan.

Una compañía con un propósito mayor al de solo hacer plata, con una cultura capaz de demostrar el propósito, no ofrece espacio a la mediocridad. Se convierte en una empresa que no solamente dura en el tiempo, sino que merece durar en el tiempo.

 Finalmente, aunque la búsqueda de rentabilidades altas y rápidas digan lo contrario, la verdad siempre prevalece. Esta frase adquiere mayor importancia en la actualidad, ya que la gran cantidad de información que tenemos a nuestras manos pueden provocar ilusiones de corto plazo.

Contamos con mucha información, pero con poca sabiduría. Según Bogle, este conocimiento profundo se adquiere de la simpleza, de escuchar a los grandes pensadores que resolvieron los principales conflictos de su época: Sócrates, Homero, Plato y Aristóteles. En ellos debemos basarnos para definir nuestra manera de actuar hoy. La simpleza reduce las malinterpretaciones y aumenta la colaboración entre personas

¿Qué es suficiente?

Por último, desde un lado más personal, Bogle plantea la pregunta ¿Qué es suficiente? ¿Cómo medimos el valor de nuestra vida hasta quedarnos satisfechos?

Según lo que nos cuenta, todas nuestras posesiones físicas van y vienen, pero lo que se mantiene para siempre es nuestra forma de ser. Y, para esto, debemos partir con ser honestos con nosotros mismos, lo que se define como integridad.

 Esta integridad va de la mano con el compromiso de ser parte de una misma sociedad. Con esto, al todos ser diferentes, contamos con la capacidad de ofrecer algo único a quienes nos rodean. Es nuestra tarea y nuestra responsabilidad descubrir qué es eso que junta talento con necesidad.

La verdadera satisfacción se encuentra detrás de tener la libertad de descubrir y decidir. Conocer qué queremos hacer, con quién nos queremos casar, de quiénes nos queremos rodear y así escoger cómo queremos vivir.

Para esto, es importante no traicionarnos en el camino. La felicidad termina siendo una cuestión de carácter. A partir de ahí, un buen matrimonio y trabajar para ofrecer valor te dan la energía suficiente para resolver todos tus roles familiares y profesionales.

Desde este punto, cualquier tipo de éxito deja de ser una finalidad y empieza a aparecer como consecuencia. Ir en búsqueda de resolver nuestra vida internamente nos permite ser valiosos para después ofrecer valor al resto.

El verdadero valor es lo que realmente nos da felicidad. Aquello que nos hace sentir plenos. De esta forma, el éxito se resume en la felicidad. Lograr ser felices con tu familia, con tu trabajo, con tu vida.

Desde Flip, consideramos a este libro como una lectura obligatoria. Cuenta con un componente especial para nosotros y es que John Bogle fue el genio creador de los ETF’s, vehículo de inversión que hoy cobra vida a través de nuestros tres personajes (El Panda, el Búho y la Cobra)

Este libro te invita a conocer una perspectiva sobre cómo funciona el mundo, para después relacionarlo con un tema tan importante como la manera de cuidar nuestro dinero, nuestro trabajo.

Tras conocer cómo los diferentes genios fueron resolviendo el mundo, somos capaces de entender la realidad actual para empezar a cuestionarla y a mejorarla.

Un abrazo,

Ignacio Aguirre y el equipo de Flip

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